Esta mañana hemos estado en el juicio contra Simone Righi e Isabel S. Ambos han defendido su inocencia.
En su testificación los concejales han manifestado que hubo agresión (por parte de Isabel) e intento de agresión (por parte de Simone). Parece que no hay pruebas suficientes para demostrar que Isabel fuera la autora de la supuesta agresión que sufrió la concejala Carmen Obregón. Se le acusa a ella simplemente porque estaba cerca. Y sobre Simone las declaraciones de Teófila y Romaní están basadas en una débil interpretación subjetiva de los hechos por la cual ellos piensan que Simone tenía intención de agredir a la Alcaldesa. Destacable la intervención de la alcaldesa, que se puede interpretar como perjurio, ya que en un principio declaró al fiscal que no vio a la persona que le agredió para luego manifestar al abogado de la acusación que era Simone la persona que intentó agredirle.
La defensa lo hizo bien y, aunque pudo sacarle más punta a la contradicción de Teófila, intentó con buena iniciativa demostrar que las apreciaciones sobre las supuestas agresiones eran subjetivas y que es incomprensible que no se detuvieran a los acusados en el instante de las agresiones y que a posteriori fueran a por ellos.
La puerta de la esperanza está abierta, pero los testimonios de ediles y policías pueden ser claves y decantar la balanza del lado de la injusticia. Todo queda en el aire. En unos días habrá sentencia.